La evolución del escaparatismo

El escaparate es el primer punto de contacto entre el público que pasea por la calle y la tienda. No solamente ejerce una función arquitectónica de separación entre el espacio exterior y el interior de la tienda, sino que permite a ésta exponer una representación de su oferta.

La tendencia que prima es la simple exposición de prendas y productos, bien ordenadas y colocadas, para que el cliente se haga una idea de lo que puede encontrar dentro. De unos años hacia aquí, se ha empezado a otorgar otra función al escaparate, como elemento que transmite la esencia y filosofía de la tienda, más allá de una sencilla exposición de artículos. Los escaparates empiezan a ser escenarios, composiciones artísticas que atraen las miradas del público, muchas veces dejando al producto en segundo plano. Se busca captar la atención, diferenciarse del resto, transmitir valores y sensaciones, incluso con reconocidos concursos de escaparatismo.

El tercer paso que estamos viendo, de momento muy minoritario, y ejemplificado en la tienda Mywhy de Portal del Angel de Barcelona, es la de escenarios vivos, en movimiento, donde desaparece por completo el producto, donde se busca el impacto visual, la atención hacia lo que va a suceder, donde el cliente está inmerso en una aventura. En este caso, decenas de personas se agolpan en su escaparate, con cámara en mano, atentos a lo que están viendo, y grabándolo. Se trata de un holograma en movimiento, un tigre que ruge desafiante en mitad de la jungla, aparece en el escenario, se mueve majestuosamente, se luce ante los clientes, da media vuelta y desaparece, provocando el asombro de la gente que está mirando. Junto al escenario, una entrada amplia a la tienda, con exposición de producto que llega casi hasta el exterior, con una música dinámica y divertida, complementando el impacto del escaparate, e invitando a entrar a todas aquellas personas que han decidido pararse frente al establecimiento.

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